segunda-feira, 23 de setembro de 2013

LLAMADO A LOS SUPERIORES DE LA FRATERNIDAD SAN PIO X.- R.P. DAVID HEWKO.


"Por amor de su alma, Excelencia, por favor ordene un Capítulo General urgente. Condene las nuevas políticas y compromisos con el Vaticano II y la nueva misa. Regrese a la posición de Monseñor Lefebvre en los puntos mencionados anteriormente, renuncie y permita que un verdadero hijo de Monseñor Lefebvre lo reemplace. Por ejemplo el Padre Faure. Solo esto puede salvar la Fraternidad. De otro modo, la obra de la Tradición continuará pacíficamente, si Dios quiere, en la Resistencia-FSSPX". 



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Septiembre 21, 2013
Fiesta de San Mateo.

LLAMADO A LOS SUPERIORES DE LA FRATERNIDAD SAN PIO X

Excelencia Monseñor Fellay y Superiores de la FSSPX: Frente al Papa que se sienta en la Sede de Pedro, que empuña un mazo como un segundo Goliat, desmantelando y destruyendo lo que queda de las enseñanzas tradicionales de Cristo y Su Misa, su silencio se ha vuelto alarmante y se ha vuelto una cooperación a la extinción de la Religión Católica y la verdadera adoración de Cristo en la faz de la tierra.

Los hijos de la FSSPX han gritado durante 40 años, guiados por Monseñor Lefebvre, quien amó y defendió el honor de su Padre. Ha llegado el tiempo para que las “piedras” en la calle, los más indignos, poco glamorosos, los más despreciados, los menos calificados del mundo, griten. Los que pertenecen a la Resistencia de la FSSPX no pueden estar callados frente al presente liderazgo de la Fraternidad, vergonzosamente callada en la hora más necesaria. Todas nuestras cartas, llamados, las reprimendas filiales han sido contestadas con silencios, moniciones y expulsiones.

Todos los que conocimos a nuestro santo Fundador, Monseñor Lefebvre, recordamos sus cartas a los sacerdotes y fieles, sus sermones que gritaban en contra de las abominaciones de la reunión ecuménica de Asís, los escándalos del Papa en contra de la Fe verdadera y en contra de Nuestro Señor Jesucristo, el verdadero Dios. Todos nosotros recordamos haberlo escuchado, sus palabras eran como rayos de luz en medio de la oscuridad de la moderna apostasía.

Se necesita la voz del valiente Buen Pastor rugiendo, como un segundo David o Sansón, para proteger el rebaño de Cristo de los lobos disfrazados que están adentro. Estos lobos, desgarrando la Fe y la Tradición y arrancando el corazón de aquellos consagrados a Dios con la libertad religiosa, el ecumenismo, la colegialidad, la perniciosa nueva misa y todas las taimadas mentiras para seducir al puñado de comunidades Tradicionales hacia la iglesia conciliar.

El catecismo enseña que hay tiempos cuando el silencio se vuelve gravemente imprudente, insensato e incluso coopera con el pecado y la oscuridad. ¡Ese tiempo es ahora! Desde los púlpitos, sitios web, revistas, artículos etc. de la FSSPX viene un vergonzoso silencio. Un silencio que usa la “libertad de prudencia” como una cloaca de malicia, un silencio equivalente a aquellos que no hacen nada mientras su madre es deshonrada y desolada violentamente por los mismos que se comprometieron y se ordenaron para defender la Madre Iglesia.

La razón de este silencio culpable ahora es conocida en el mundo entero. Está expresado en la Declaración del Capítulo General del 14 de julio de 2012, la cual fue la “Revolución del Vaticano II” dentro del último bastión de la Tradición Católica. En ella, la Fraternidad se ata a las seis condiciones para la normalización canónica. Un acuerdo con quien? ¡Con la iglesia conciliar! El Arzobispo jamás permaneció en silencio sobre los escándalos del Papa y le escribía respetuosamente atacando su ecumenismo y sus pecados en contra de la Fe frente a todo el mundo, e incluso mandó publicar unos dibujos donde Juan Pablo II era excluido de las puertas del cielo por llevar al mundo a creer que los dioses de los gentiles no son demonios, como en Asís.

Ahora el Papa Francisco ha sobrepasado a sus predecesores en escándalos en contra de la Fe por su llamado a la oración por la paz en todas las religiones, celebrando el rito ecuménico en San Pedro, por sus escándalos sin precedente de las JMJ, con la vergonzosa danza de sus obispos quienes, como la sal, han perdido su sabor, se convirtieron en el hazmerreír del mundo, merecedores de ser pisoteados por traición al Verdadero Dios.

Sus declaraciones hechas al paso sobre los ateos, divorciados, sodomitas, el celibato del clero, etc. han engañado a millones de almas llevándolas al error e indudablemente al pecado. Los pecados no parecen “tan malos” ya que de acuerdo a él, incluso los “ateos pueden ir al Cielo”, y “¿quién soy yo para juzgar a los gays?

Dado que las nuevas políticas de la Fraternidad se ajustan a los nuevos principios de compromiso, ahora ha prestado sus manos para erradicar lo que queda de la verdadera Fe y la adoración a Dios de la faz de la tierra gracias a su vergonzoso silencio.

Es inútil pretender que la búsqueda de la “normalización canónica”, el acuerdo, el reconocimiento, la unión con la Roma modernista puede ser agradable a Dios antes de la conversión de Roma a la Tradición. Las seis condiciones en sí mismas traicionan las claras enseñanzas de nuestro Fundador que insistió que nosotros jamás debemos pedir permiso para predicar a Jesucristo, y Jesucristo Crucificado. Que debemos predicar abiertamente en contra de los errores del Vaticano II, y de los prelados que atacan la Fe, porque el mismo Cristo le dio esta orden al primer Papa y Obispos. Monseñor Lefebvre se estremecería de horror al pensar en el indiferentismo sutilmente expresado en las seis condiciones y sin duda condenaría la nueva política del silencio y la expulsión de los sacerdotes que hablan, en contra de una unión falsa con la iglesia conciliar que está destruyendo agresivamente la Fe y la Misa de todos los tiempos.

¿Aprobaría él que usted llame a la nueva misa “legítima” o “legítimamente promulgada (lo que es lo mismo)?

¿Aprobaría él sus declaraciones de que el concilio “no es la causa de los errores”, que la libertad religiosa es “muy, muy limitada”, que el 95% del concilio es aceptable, que las enseñanzas del Vaticano II “iluminan” y “profundizan” la Tradición Católica?

¿Aprobaría el Fundador su Declaración Doctrinal del 15 de abril de 2012, la cual socava todo por lo que él luchó para salvar la Fe?

¿Aprobaría la aceptación del Nuevo Código Canónico sin las claras distinciones que él especificó? 

¿Aprobaría la Prelatura personal de la Fraternidad que se somete a las autoridades romanas actuales a quienes llamó “hombres deshonestos” que  buscan quitar a Cristo de la sociedad? Han sido olvidadas sus enseñanzas cuando dijo “Puesto que la Sede de Pedro y los puestos de autoridad de Roma están ocupados por anticristos, la destrucción del Reinado de Nuestro Señor prosigue rápidamente dentro de su Cuerpo Místico en esta tierra”… “Esto nos ha valido la persecución de la Roma anticristo. Puesto que esta Roma, modernista y liberal, prosigue su obra destructora del Reinado de Nuestro Señor, como lo prueban Asís y la confirmación de las tesis liberales del Vaticano II sobre la libertad religiosa…” (Monseñor Lefebvre, Carta a los Futuros Obispos, 29 de agosto de 1987)

¿Reconocería Monseñor Lefebvre su Fraternidad actualmente cuando su líder dice: “El Vaticano II ya no está en la cabeza de la gente… cada vez menos creen en él”? ¿o cuando dice: “Hemos observado un cambio de actitud en la Iglesia… hacia la Fraternidad”, o “dentro de la Fraternidad, algunos (como Monseñor Lefebvre) están haciendo de los errores conciliares súper-herejías”… o “la situación actual en abril de 2012 es muy diferente a la de 1988”? ¿Qué habiendo dicho y firmado todas estas declaraciones ambiguas, compromisos y decisiones, ninguna de ellas ha sido condenada o rechazada? Ninguna de ellas, ni clara ni públicamente.

¿Monseñor Lefebvre hubiera visto favorablemente la expulsión de un obispo que él mismo envió como rector del Seminario en Estados Unidos y que estando plenamente consciente de sus “puntos de vista impopulares” lo escogió personalmente para ser uno de sus obispos?

Excelencia, los graves peligros contra la Fe en donde usted colocó a sus sacerdotes y fieles aceptando lo que usted mismo condenó hace 11 años, demandan una respuesta de sus subordinados. Las palabras del Arzobispo todavía resuenan, siempre  verdaderas: “no son los subordinados que forman a los superiores, sino los superiores que forman a los subordinados”.

Ahora que su posición es más clara, como usted lo expresó al Papa Benedicto XVI, “yo me comprometí en esta perspectiva… y tengo toda la intención de continuar haciendo todos mis esfuerzos para proseguir por este camino” sabiendo además que Roma no se ha convertido a la Tradición, exige la Resistencia a su audacia.

Desde el concilio Vaticano II, tenemos el derecho de resistir a los Papas y desobedecerlos por los peligrosos errores en la Fe, ahora cada vez más gente se está dando cuenta que usted nos fuerza a hacer lo mismo por la nueva dirección que usted está llevando a la Fraternidad, la aceptación de la legitimidad de la nueva misa, el nuevo código, el Vaticano II a la luz de la Tradición, etc. ¡Esto jamás se había visto en toda la historia de la FSSPX!

Ya que usted es sordo a nuestros llamados y rechaza en condenar sus declaraciones y persiste castigando a cualquiera que advierta a los fieles o a usted, obliga a los sacerdotes de la Resistencia en todo el mundo hacer lo que usted no hace. Nos obliga a continuar la obra de Monseñor Lefebvre que no es otra que la obra de la Iglesia Católica “sin amargura y sin compromisos”. 

Las palabras de Nuestra Señora de Quito, Ecuador parecen tan tremendamente ciertas, que la “Iglesia estará llena de aquellos que aceptan el compromiso”, cuando necesitamos ser los que gritan, luchan y combaten abiertamente contra las maldades de la Roma conciliar que llevan muchas almas hacia la apostasía y al fuego del infierno. ¡La gloria de Cristo Rey lo demanda! ¡El bien común de la Iglesia lo demanda!

Por amor de su alma, Excelencia, por favor ordene un Capítulo General urgente. Condene las nuevas políticas y compromisos con el Vaticano II y la nueva misa. Regrese a la posición de Monseñor Lefebvre en los puntos mencionados anteriormente, renuncie y permita que un verdadero hijo de Monseñor Lefebvre lo reemplace. Por ejemplo el Padre Faure. Solo esto puede salvar la Fraternidad. De otro modo, la obra de la Tradición continuará pacíficamente, si Dios quiere, en la Resistencia-FSSPX. 

“Si los hijos no gritan, las mismas piedras en la calle lo harán”.

¡La Fe puede ser comprometida y traicionada por el hombre, pero el Verdadero Dios no muere!

VIVA CRISTO REY!

¡Inmaculado Corazón de María, acelera Tu hora de la victoria!

Sinceramente en Cristo Rey:


Padre David Hewko

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